20 de mayo de 2009

Sólo un político

Antes de comenzar haré explicito que tengo sentimientos aberrantes contra la política y esos mismos se mudaron con una profunda decepción por la sociedad y especialmente por las mujeres (ahora explico a que mujeres me refiero).

Por casualidades de la vida trabaje en un hotel de la Ciudad de México, (dando un taller cabe la aclaración pertinente pa’ no confundir al lector) iba caminando campante yo y una señora se acerco amablemente para preguntarme donde era el desayuno… yo despistada pues la mande al restaurante del hotel, (preguntas así a las 8 de la mañana en un lunes donde yo lo único que pensaba es porque el fin de semana no podía durar poco más, son poco propicias a entablar un dialogo) la señora respondió, “no pero vengo al desayuno del candidato a delegado de (tal partido), que usted no viene a eso"… mi cara fue de negación y mi pensamiento generó una frase que no dije porque aun queda algo de decencia en mi… pero lo pensé (“NOooooO señora en este país aun hay gente que si trabaja”) -en fin- al no poder ayudar con tremenda duda existencial, continúe mi camino, al llegar al salón donde dábamos el taller, escuche en el salón continuo pruebas de sonido con una música muy elegante, al más puro estilo del Titanic (en la escena donde toca un cuarteto de violines), el movimiento afuera y la curiosidad me sacaron de mis labores y... –sii así es-, el evento del político “este” al que se refirió la señora, sería en el salón contiguo, los responsables del ruido pues ni más ni menos que la gente que organizaba tal evento, todos ellos bien activos y bueno, para entonces ya también esperaban muchas mujeres, solo señoras “amas de casa” (eso lo supe no por los estereotipos sino porque al inicio del discurso del señor “éste” lo mencionó), aproveche mi interrupción para ir al sanitario (y como siempre, se entera uno de cada cosa) y fue ahí donde escuche atenta "Dicen que está bien guapo", "Yo no sé cómo se llama y pues a mí me dijeron que el desayuno es gratis y por eso vine"… esos comentarios me hicieron quedar con esos efectos absurdos que provocan escenarios como el que sigue…

Llega el político en cuestión, las señoras, -que sabe de donde salieron pero eran más de 1OO que aplauden gustosas, la música de violines de fondo y el señor político inicia su discurso, dirigido a las “amas de casa” que por palabras del señor son las verdaderas trabajadoras de México (así es, todas aquellas que no estamos en casa, salimos a jugar según el señor este) y comienza con una frase que quedó retumbando en mi cabeza con un eco tan sonoro como el de los violines… “ESTE NO ES UN EVENTO DE PROSELITISMO POLITICO, SINO TODO LO CONTRARIO"… ante tal frase avasalladora las señoras aplaudieron fervientemente… el discurso continuó como todos los discursos diciendo lo fácil que es cambiar la vida de todos (el problema es que nadie lo ha logrado) y después un desayuno que no pretendía de ninguna manera comprar su voto, sólo convencerlas que es la mejor opción, -Yo pensaba- sí las tablas lógicas de la prepa no me mintieron la doble negación hace una premisa verdadera… que manera tan elegante de sincerarse no?

Estamos en época de elecciones y campañas electorales, no basta con chutarnos la publicidad incongruente, vil, y chafisima por tele (donde una señora dice que tiene vacío el refri por que su familia se come todo lo que hay, o vemos a una niña desde mi punto de vista sobreactuada y totalmente falsa que cree tener la chispa hablando como un adulto o a una familia preocupada por que el papá será despedido por no hablar inglés y saber “computación” o el chavillo que será payaso por no tener acceso a la educación o cualquiera que me digan no importa el partido), lo triste es que sabemos que eso casos tan mal "actuados" son más reales e -irónicamente- resultado de un sistema político tan nefasto como el mismo que los produce como spots televisivos y ahí seguimos cual borregada… yo no sé a ciencia cierta políticamente que es lo mejor, lo único que hoy sé, es que en masa los humanos perdemos el sentido de la realidad y el sentido común y qué decir del criterio tal vez como especie ya lo extraviamos.

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